La niña mexicana Sofía con síndrome del intestino corto recibió una prórroga temporal tras la revocatoria de su permiso humanitario. Su vida depende de una máquina disponible solo en EE.UU.
Un permiso revocado que encendió las alarmas
Sofía, una niña mexicana de cuatro años con una grave enfermedad intestinal, se convirtió en el rostro de una crisis humanitaria cuando el gobierno de Estados Unidos revocó su permiso humanitario en abril de 2025, a pesar de que su vida depende de un tratamiento médico que solo puede recibir en ese país.
Diagnosticada con síndrome del intestino corto, Sofía requiere nutrición parenteral durante 14 horas diarias a través de una máquina especializada. Sin este tratamiento, su vida corre peligro. En México, el equipo y el procedimiento no están disponibles, lo que llevó a su madre, Daisy, a buscar ayuda en Estados Unidos.
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El viaje por la vida
En 2023, Daisy cruzó legalmente por el puerto de entrada en Tijuana con su hija y solicitó asilo humanitario. El Hospital Infantil de Los Ángeles la recibió y Sofía comenzó a mejorar.
Sin embargo, en abril de 2025, el Departamento de Seguridad Nacional revocó el parole humanitario sin previo aviso, ordenando su salida inmediata del país. “La carta decía que no intentara quedarme porque me iban a encontrar”, relató Daisy, angustiada.
El riesgo era inmenso: la máquina que mantiene viva a Sofía no puede cruzar fronteras ni ser sustituida en México. La orden de deportación equivalía a una condena de muerte para la menor.
Reacción pública y presión política
El caso generó indignación internacional. Organizaciones como Public Counsel asumieron la defensa legal de la familia, mientras 38 congresistas demócratas enviaron una carta al gobierno exigiendo reconsiderar la decisión. Incluso el gobierno mexicano intervino diplomáticamente.
La presión surtió efecto. El 3 de junio de 2025, el permiso fue renovado por un año más, permitiendo que Sofía permanezca en Estados Unidos hasta junio de 2026.
Un respiro temporal… pero no una solución definitiva
Aunque la prórroga representa un alivio, la madre de Sofía y sus defensores advierten que se trata solo de una solución temporal. La amenaza de una futura deportación sigue latente.
“Este caso muestra cómo el sistema migratorio puede fallar incluso en situaciones humanitarias extremas”, denunció el equipo legal.
Una niña atrapada entre fronteras y políticas
La historia de Sofía expone los vacíos de un sistema migratorio que deja vidas en el limbo. Su caso no es aislado, pero sí paradigmático: una niña cuya existencia depende de una máquina… y de una decisión política.
Mientras su familia lucha por un permiso permanente, el reloj sigue corriendo. Sofía tiene apenas cuatro años, pero su vida ya depende de mucho más que su fortaleza: depende del sistema que decida si merece vivir o no en el lugar donde puede sobrevivir.
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