El histórico líder de la izquierda latinoamericana, Pepe Mujica falleció este martes en su chacra, luego de una larga lucha contra el cáncer.
Murió Pepe Mujica, el expresidente de Uruguay y una de las figuras más emblemáticas del progresismo en América Latina. Tenía 89 años y falleció este martes 13 de mayo en su finca ubicada en Rincón del Cerro, a las afueras de Montevideo.
El anuncio fue realizado por el actual presidente uruguayo Yamandú Orsi, quien lo despidió con un mensaje cargado de afecto: “Te vamos a extrañar mucho, Viejo querido. Gracias por todo lo que nos diste y por tu profundo amor por tu pueblo”.

Una despedida anunciada | Pepe Mujica
En abril de 2024, Mujica sorprendió al país al revelar públicamente que padecía cáncer de esófago. Durante los meses siguientes, enfrentó un riguroso tratamiento con 32 sesiones de radioterapia y varias hospitalizaciones debido a las complicaciones derivadas de su enfermedad.
En enero de 2025, Mujica confirmó que el cáncer había hecho metástasis y, con serenidad, dejó un mensaje final: “Hasta acá llegué”. Pidió no ser molestado más con entrevistas y expresó su deseo de pasar sus últimos días en paz, trabajando en su chacra y rodeado de naturaleza.
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Un legado que trasciende fronteras
José Mujica gobernó Uruguay entre 2010 y 2015 y se ganó el aprecio internacional por su estilo de vida austero, su discurso directo y su compromiso con las causas sociales. Fue conocido como “el presidente más pobre del mundo” por renunciar al lujo y vivir de manera sencilla, incluso durante su mandato.
Aunque se retiró de la actividad política activa en 2020 por motivos de salud, Mujica continuó siendo una voz influyente en la región, participando ocasionalmente en actos públicos y entrevistas donde compartía reflexiones sobre la política, la ética y la vida.


Últimos momentos
El domingo 11 de mayo, día de las elecciones departamentales en Uruguay, Mujica no pudo acudir a votar. Su esposa, Lucía Topolansky, relató que estaba “a término” y que lo acompañaba hasta el final, cumpliendo una promesa de más de cuatro décadas juntos.
Ser enterrado en su chacra fue su último deseo, junto a su inseparable perra Manuela, otro símbolo de su vida sencilla y coherente con sus ideales.