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Un acto por la vida, sin distinción de creencias
En la Plazoleta de Santo Domingo, a las 6 de la tarde, Buga se unió en un acto simbólico y espiritual para encender una luz por la vida. El evento, llamado “Buga enciende una luz por la vida”, reunió a ciudadanos quienes respondieron al mismo llamado, el de rechazar la violencia y sembrar esperanza.
El contexto de una región golpeada por la violencia
Este encuentro nació como respuesta al doloroso contexto que vive el Valle del Cauca. En las últimas semanas, Cali ha sido escenario de una serie de atentados con explosivos. Tres bombas estallaron cerca de estaciones de policía, dejando víctimas mortales, heridos y un ambiente generalizado de miedo. La ola violenta, atribuida a disidencias armadas, ha sacudido a toda la región.


Una oración colectiva por la paz
Frente a este panorama, la comunidad de Buga decidió alzar la voz en un mismo clamor. Con velas encendidas, cánticos, oraciones y mensajes de unidad, los asistentes elevaron una súplica colectiva a Dios: que cese la violencia, que regrese la paz, que no haya más familias enlutadas. El mensaje fue claro: frente al odio, una luz. Frente a la oscuridad, esperanza.
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Un gesto que unió a toda la ciudad
Durante la jornada, se escucharon plegarias por las víctimas del conflicto, por los jóvenes expuestos a la violencia, por los líderes sociales, por la fuerza pública y por cada familia afectada por esta espiral de miedo. No fue un evento político ni exclusivo de una religión, fue un acto profundamente humano.


Una luz que seguirá brillando
“Esta luz representa la vida, representa que no estamos dispuestos a acostumbrarnos a los actos violentos, ni a callar ante la muerte”, expresó una de las organizadoras al cierre de la velada.
La iniciativa dejó una imagen poderosa: decenas de luces encendidas al pie de la iglesia, en manos de personas unidas por un mismo deseo. Porque la fe no se trata solo de religión, sino de esperanza activa. Y en Buga, esa esperanza brilló con fuerza.