Una escombrera irregular en el corregimiento de Pueblo Nuevo, en Buga, tiene en alerta a la comunidad por los impactos ambientales y estructurales que estaría ocasionando.
Comunidad expone los daños durante sesión del Consejo Municipal
Habitantes del corregimiento aprovecharon una sesión del Consejo Municipal para exponer públicamente su preocupación por una escombrera que estaría funcionando sin permisos en un predio particular.
Según denunciaron, esta actividad ha afectado el estado de las vías, el entorno de varias viviendas y el cauce de una quebrada cercana, lo que representa un riesgo mayor ante la llegada de nuevas lluvias.
Uno de los representantes de la comunidad detalló que la acumulación de escombros está muy cerca del afluente y que ya ha empezado a generar represamientos que podrían derivar en inundaciones. Siete viviendas del sector, según se explicó, están siendo directamente perjudicadas.
La escombrera no tendría registro ambiental en Pueblo Nuevo
Durante la sesión se indicó que el lugar donde se están vertiendo los residuos no cuenta con el registro como gestor autorizado por parte de la autoridad ambiental, por lo tanto, se trataría de una escombrera clandestina.
La comunidad exige que la administración municipal intervenga de forma urgente para gestionar su cierre.
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Motocarros se deslindan de la situación
Ante los señalamientos, voceros del gremio de motocarros que prestan el servicio de transporte de residuos de construcción y demolición en Buga aseguraron no tener ninguna relación con la escombrera denunciada.
Argumentaron que desconocen quiénes estarían depositando material en ese lugar y que son terceros los que estarían actuando sin cumplir los requisitos exigidos por la empresa encargada del manejo oficial de estos residuos.
Además, solicitaron claridad sobre los permisos y condiciones que deberán cumplir los transportadores una vez Beolia asuma el control del punto final de disposición.
Preocupa proliferación de puntos ilegales en Buga
Este caso se suma a otros puntos de descarga de escombros que han surgido en distintos sectores de la ciudad desde el cierre oficial de la escombrera de la calle 30, hace seis meses.
La falta de control y seguimiento por parte de las autoridades ha favorecido la aparición de focos clandestinos que hoy generan preocupación en varias comunidades.
