Una babilla macho que permaneció durante 17 años en una vivienda de Guadalajara de Buga fue entregada voluntariamente a la CVC y regresó a la libertad en el Pacífico colombiano, luego de un proceso de rehabilitación que le permitió recuperar sus instintos silvestres.
Una entrega que permitió un nuevo comienzo
El caso inició con la decisión de un ciudadano bugueño que, tras casi dos décadas de tener al reptil como mascota, optó por entregarlo voluntariamente a la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC).
Junto con la babilla, también fueron entregadas 32 tortugas, en un acto que permitió que estos animales pudieran retornar a un entorno natural.
Rehabilitación antes de volver a su hábitat natural
El animal no fue liberado de inmediato. Durante varios meses estuvo bajo el cuidado de especialistas, quienes realizaron valoraciones médicas, seguimiento comportamental y una etapa de readaptación.
Este proceso fue fundamental para que la babilla pudiera recuperar sus comportamientos naturales y estuviera en condiciones de sobrevivir en libertad.
Según la CVC, la liberación se realizó en una zona del Pacífico colombiano con las condiciones ecológicas apropiadas para la especie.



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Una historia con final feliz
La CVC explicó que esta babilla fue una de las dos liberadas recientemente: una proveniente de Jamundí y otra, la que estuvo en Buga.
Para los profesionales ambientales, este tipo de casos representan historias con un desenlace positivo, que reafirman el valor de la entrega voluntaria y el respeto por la fauna silvestre.
La advertencia: la fauna silvestre no es mascota
Aunque el ejemplar se encontraba en aparente buen estado físico, los años en cautiverio afectaron su bienestar. Permaneció en un espacio reducido, sin estanques adecuados ni condiciones para desplazarse libremente, lo que limitó su comportamiento natural.
La CVC reiteró que los animales silvestres no deben ser tenidos como mascotas.
Además, invitó a la comunidad a denunciar la tenencia ilegal o el comercio de estas especies a través del numeral 550, la línea 123 de la Policía o los canales digitales de la corporación.
La historia de esta babilla no solo representa un regreso al hogar, también se convierte en símbolo de conciencia ambiental y respeto por la vida silvestre.
Cada entrega voluntaria contribuye a la recuperación de los ecosistemas y a la preservación de especies que, como esta, merecen vivir libres.





